13/1/14

Del eusquera y les ikastoles

Hace años, los talibanes de Afganistán derrumbaron a cañonazos a los budas gigantes de Bamiyan, en la Ruta de la Seda, de 1.500 años de antigüedad. Presenciamos, perplejos y dolidos, el mal causado contra la cultura universal por los hombres fanáticos de la guerra. Nos entró la desolación. * Bibliotecaria y escritora, por arantzazu amezaga iribarren PERO en estos días tan cercanos a la fecha de la muerte de Francisco de Xabier, quien agonizó musitando palabras en euskara, su lengua natal, se ha intentado un bombardeo similar, simbólico, contra el viejo idioma vascón que data, según los estudios científicos que en tal sentido se han realizado, de más de diez mil años. Que va resultando, según las últimas informaciones, el idioma primordial de Europa. Que contra viento y marea ha sobrevivido a las épocas geológicas, a diferentes asentamientos humanos, reducido pero inquebrantable en su afán de supervivencia. De advertir es que tras la conquista romana de Europa, es el único idioma que sobrevivió a la misma. Que ha llegado hasta nuestros días, en medio de dos poderosos estados nacionales, intacto en su estructura pero flexible en su adaptabilidad a los medios modernos. Tenemos traducidos a nuestra lengua vernácula a los maestros de la literatura universal y las palabras del nuevo argot científico. Pero para llegar hasta aquí, hemos transitado un túnel estrecho. Se nos ha llevado hasta el rincón del exterminio, por causas políticas. Aunque cada nueva generación de gente vasca ha seguido en la determinación de conservar la lengua. Somos lo que somos porque hemos recibido el patrimonio del euskara, le guste o disguste a quien en estos momentos regenta la comunidad navarra y que, en caída en barrena, busca asirse a los viejos tópicos que en su momento, le dieron resultado. Llevo vividos setenta años en la tierra y no todos ellos en Nafarroa. Pero cuando quise elegir un proyecto educativo para mis hijos, fui exigente: quería calidad de enseñanza en idiomas, ambos sexos en las aulas, respeto a las ideas religiosas, una formación de tolerancia y, sobre todo quería, porque nací en la expatriación de mis padres, que mis hijos supieran cuál era la lengua y la cultura del país en el que iban a vivir. Porque me sentía orgullosa de eso, ya que en mi visita por el mundo, fui aprehendiendo de los valores vascos como una exhibición de respeto y formalidad. Desde los desiertos de Nevada a las pampas argentinas, el vasco ha tenido la justa fama de ser emprendedor, trabajador, honrado y eficaz. Quería que mis hijos se educaran en esos valores. Y me alegro de que mis nietos sigan en esa línea. No puedo entender que una presidenta que se dice de todos los navarros, aunque vaya a unos actos de víctimas y se abstenga en los de otras, sea la portavoz de la denigración del euskara y de la línea de conducta de las ikastolas. Que al largo añadido de acusaciones falaces vertidas contra el modelo D, se añada su desfachatez. Debería, en términos normales, sentirse responsable de una educación de la comunidad que preside, que no solo ha conseguido premios por su enseñanza en varios idiomas y ha sido pionera en sus líneas, sino que ha aportado hombres y mujeres cuyas titulaciones universitarias son un lujo para la sociedad. Que en los últimos estudios sobre la educación del Estado español -baja en el ranking europeo, se señala- junto a Araba, Bizkaia y Gipuzkoa da resultados mejores al nivel común. Que en general, y luchando siempre contra esta injuria política que me abochorna, porque el campo educativo no puede ni debe ser político, ha presentado gente de valor y amplitud de miras. Que cada Nafarroa Oinez, que no se ha dignado presidir la presidenta, es decir, que desconoce, sea una marcha pacífica, idealista y generosa en función de la lengua primordial que el gobierno de esta comunidad debería ser el primero en solventar económicamente, apoyar moralmente, auspiciar diplomáticamente. Eso sería verdadera democracia, y lo que es más aún, verdadera cultura individual y universal. Hace cuarenta años, junto a Atxa Jauna, el primer director de la Ikastola San Fermín, nos reunimos un grupo de padres, sin saber si resultaría oficial el estudio que emprendían nuestros hijos, pues luchábamos contra los ariscados vientos del franquismo. Pero nos lanzamos con la fe puesta en que la calidad de nuestra educación iba a hablar por nosotros. Que lo que queríamos no solo era lo más avanzado, sino lo más puesto en Europa y en América. Jamás me he arrepentido de aquella decisión que tomamos en nuestro día mi marido y yo: nuestros hijos se han adelantado a nuestras esperanzas. Espero que nuestros nietos las desborden. El 3 de diciembre se celebra en todas las comunidades vascas de América, Europa y Asia, desde la Universidad de La Plata a la de Buenos Aires, a la de Reno en USA, y en las Eusko Etxeas, en un apretado símbolo de hermandad y de un adelantado proyecto global, una reflexión solidaria por la lengua vasca. La que fue admiración de Guillermo Humboldt, el primer filólogo europeo, y de los estudiosos Schuchardt, Luchaire, Uhlenbeck, Vinson, Van Eys, Lafon… sin olvidar a los nuestros, desde Julián Churuca, Añibarri, Los Mogel, Astarolas, Larramendi… y nuestro Campión. Y, sobre todo, aquel Detxepare, del siglo XVI cuya canción seguimos cantando en este siglo XXI, quien en sus Kontrapas, invita al euskara a salir a la plaza, a tomar parte de la danza de las naciones, a recorrer triunfante el mundo: Euskara… Igaldi adi dantzara… Fonte: Noticias de Gipuzkoa

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